Inolvidable fin de año en la Viena imperial

El sueño de vivir unas fechas navideñas como los reyes y despertar disfrutando del inigualable concierto de Año Nuevo en la capital austriaca es una realidad al alcance de su mano.

  • Ahora no es necesario pertenecer a la realeza o formar parte de la nobleza, ni si quiera ser millonario, para disfrutar de esta experiencia que quedará para siempre entre los recuerdos inolvidables de la memoria
  • Recibir el nuevo año entre valses, polkas y oberturas vienesas a los sones de la Orquesta Filarmónica de Viena se ha convertido en una tradición mundial imprescindible
  • La cena y el baile en las históricas salas del Palacio Imperial, soberbiamente decoradas, son el escenario majestuoso en el que se retrocede a un tiempo imperial

Equipo de Turismúsica®

¿Cuántas veces ha soñado comenzar el año batiendo palmas al son de la famosísima Marcha Radetzky en la Sala Dorada del Musikverein?

¿Cuántas veces ha soñado asistir a la interpretación de la destacada Filarmónica de Viena en el inigualable marco del Concierto de Año Nuevo en Viena? Seguro que le ha pasado por la cabeza siempre que ha disfrutado sentado frente a la televisión del concierto de música clásica más famoso del mundo, tras una animada Nochevieja.

Pues esta vivencia de un fin de año en Viena, que se antojaba inalcanzable y ha deseado una y otra vez ver hecha realidad, está ya al alcance de su mano gracias a Turismúsica®, empresa especializada en viajes musicales.

Ahora no es necesario pertenecer a la realeza o formar parte de la nobleza, ni si quiera ser millonario, para disfrutar de esta experiencia que quedará para siempre entre los recuerdos inolvidables de la memoria. Aunque no se sea un convencido melómano, esta es una de esas prácticas con las que hay que deleitarse por lo menos en una ocasión en la vida para sentirse plenamente realizado.

Nacimiento previo a la Gran Guerra

El concierto de Año Nuevo de Viena se celebró por primera vez el 31 de diciembre de 1939 y fue promovido por el entonces ministro de Ilustración Pública y Propaganda de Alemania, Joseph Goebbels, pues en aquel entonces Austria formaba parte de Alemania.Su primer director fue Clemence Kraus quien, como ya es tradición, solo interpretó melodías creadas por la familia Strauss.

Las tristes circunstancias bélicas no impidieron la instauración casi inmediata de este concierto como una tradición de fin de año en Viena, pues el siguiente se celebró el 1 de enero de 1941, recibiendo ya el título definitivo de Concierto de Año Nuevo. A partir de 1954, la dirección la asumió el primer violín de la orquesta, WilliBoskovsky, que se mantuvo en el puesto durante 24 años, y quien en 1958 introdujo la costumbre de acabar el concierto con El Danubio Azul y la Marcha Radetzky.

A partir de 1987, cuando la orquesta concedió el honor de dirigir el concierto a  Herbert von Karajan, se decidió que cada año dirigiera esta gala un director invitado distinto, y hoy en día los más grandes directores desean dirigir estas audiciones singulares. Así, la próxima audición de 2019, la Filarmónica de Viena será llevada por primera vez por Christian Thielemann, director general de la Staatskapelle de Dresde, director artístico del Festival de Pascua de Salzburgo y director musical del Festival de Bayreuth.

Sorteo de las localidades

Debido a la gran demanda de localidades para asistir al Concierto de Año Nuevo de Viena, las entradas se adjudican por sorteo. Desde el día 2 hasta el 29 de febrero de cada año, los interesados presentan su solicitud en la página web de la Filarmónica de Viena, especificando si desea asistir al concierto de Año Nuevo (1 de enero), al de San Silvestre (31 de diciembre) o al Ensayo General (30 de diciembre). Una vez concluido el periodo de solicitud, se realiza el sorteo y se comunica a los agraciados el resultado.

Estas tres actuaciones tienen los mismos intérpretes y programas, por lo que solo es necesario acudir a una.La gala de San Silvestre destaca por su exquisita elegancia, y es a la que asisten mayoritariamente la sociedad vienesa y los huéspedes ilustres, mientras que la simpática matinée del día 1, siempre elegante, pero algo más desenfadada, es en la que se advierte un mayor número de turistas, en especial japoneses. Ninguna otra actividad musical conmueve a tantas almas. Conciertos estos a los que aspiran asistir, al menos una vez en su vida, personas y personalidades de todo el mundo.

Y si la diosa fortuna no se muestra de cara, no se preocupe, pues puede disfrutar otra experiencia única de fin de año en Viena viendo la funciónen las enormes pantallas instaladas en la vienesa Rathausplatz, durante el típico desayuno de resaca, en el Silvestermarkt o en la plaza frente la Ópera Nacional. Y para los menos afortunados, el Concierto de Año Nuevo de Viena puede ser seguido por televisión, porque actualmente es retransmitido en directo en más de 90 países, con una audiencia potencial de mil millones de espectadores.

Valses, polkas y oberturas

Recibir el nuevo año entre valses, polkas y oberturas vienesas a los sones de la Orquesta Filarmónica de Viena se ha convertido en una tradición mundial imprescindible, pues al fin y al cabo está considerada la mejor orquesta sinfónica del orbe. Fundada en 1841 por Otto Nicolai, compositores como Richard Wagner, Johannes Brahms, Gustav Mahler o Richard Strauss fueron admiradores incondicionales de la agrupación austríaca.

Para mayor originalidad, muchos de sus instrumentos han sido especialmente fabricados para ella, destacándola famosa trompa vienesa. El color y el fraseo logrado por los grandes maestros que han dirigido esta orquesta consiguen un sonido musical inconfundible, que causa siempre una grandísima impresión. Hasta el punto de que presenciarla en directo se convierte en una experiencia casi mística.

Y si grandiosos son los protagonistas de este magno acontecimiento, el marco donde llevan a cabo esta excelente obra artística es incluso más majestuoso. La Gran Sala o Sala Dorada de la Sociedad de Amigos de la Música (Musikverein) es el lugar idóneo para situar esta actividad entre las más atractivas del planeta. Rodeada por sus famosas cariátides, dispone de una acústica absolutamente espectacular. Además, la sala muestra una belleza arquitectónica y un esplendor elegante único en su estilo.

El primer concierto en la denominada GrosserMusikvereinssaal fue el 6 de enero de 1870. El edificio se erigió como la nueva sala de conciertos a cargo de la Gesellschaft der Musikfreunde, en un pedazo de tierra proporcionada por el emperador Francisco José I de Austria en 1863. Los planos fueron diseñados por el arquitecto danés Theophil Hansen en el estilo neoclásico de un antiguo templo griego. Además de la sala de conciertos, incluía una sala de música de cámara más pequeña.

Miles de flores en la Sala Dorada

Y otro detalle que convierte en onírico el Concierto de Año Nuevo de Viena son las miles de flores que adornan la Sala Dorada durante este impresionante acto cultural. Entre 1980 y 2013, estos adornos que embellecían la sala de conciertos del Musikverein fueron un regalo anual de la ciudad de San Remo (Italia). Pero en 2014,  fueron proporcionadas por la propia Filarmónica de Viena, y desde 2015 los arreglos se realizan por floristas austriacos en colaboración con el departamento de Parques y Jardines de Viena.

Y para que el contexto artístico sea fastuoso, el Concierto de Año Nuevo se disfruta, como no podía ser de otra manera, en la capital musical del mundo. Viena, corazón del Imperio Austro-Húngaro, es el edén de los amantes de la música clásica. Si a veces parece que la ciudad se refugia en la nostalgia del imperio desaparecido de los Habsburgo, se puede afirmar sin temor a errores que hoy es tan dinámica e innovadora como la Viena de 1900.

Sus avenidas y calles, todavía imperiales, alojan bajo su arquitectura barroca y modernista gran cantidad de museos y palacios, donde se pueden admirar obras históricas mundialmente famosas de diferentes modalidades artísticas. Pero la música está omnipresente en esta bellísima localidad, que vive día a día la memoria de los inmortales Mozart y Strauss, entre otras leyendas de este arte. Ninguna otra ciudad permite escrutar el pasado histórico en toda su magnificencia y compartir su proverbial alegría despidiendo solemnemente el Año Viejo y saludando con esperanza al Nuevo.

Fin de año en Viena con un viaje de ensueño

La asistencia al Concierto de Año Nuevo de Viena es la culminación perfecta a un viaje de ensueño organizado por TURISMUSICA®. Es más, el resto de las diversas actividades y experiencias que se pueden vivir un fin de año en Viena continúan situando al viajero en un ambiente plenamente palaciego. Este tour permite poder participar, no solo en la famosa fiesta de Fin de Año en Viena, también en todos aquellos eventos musicales como óperas, conciertos u operetas que tienen lugar durante esas jornadas navideñas.

Actividades Opcionales

Cena en el Palacio Imperial

Entre estas, destaca la cena y el baile en el Palacio Imperial, a la vez punto culminante del calendario festivo. Las históricas salas del Palacio, soberbiamente decoradas, son el escenario majestuoso en el que se retrocede en el tiempo, reviviendo el esplendor del Imperio Austro-Húngaro. El Hofburg de Viena o Palacio Imperial, antigua residencia de invierno de los emperadores, fue en tiempos de la monarquía de los Habsburgo el escenario de magníficos bailes y acontecimientos sociales, tales como el Baile de la Corte, ofrecido por el Emperador Francisco José y la Emperatriz Elisabeth, más conocida como Sissi.

Aunque los asistentes pueden moverse libremente por el palacio para recorrer las diferentes salas acondicionadas para este evento; para la cena se clasifican en tres categorías diferentes: Gran Sala, salas intermedias (ZeremonienSaal y Kaisergarten) y las pequeñas salas (Marmolsaal, GeheimeRatstube). Primero se celebra la distinguida recepción de los asistentes, para seguir con la cena de cuatro platos y el baile palaciego. Es el momento para sentirse como un príncipe o una princesa en un castillo de hadas, girando y girando al compás del tres por cuatro…

La emoción de los niños cantores

Y para que este sueño musical alcance el nivel idílico, el periplo de fin de año en Viena contempla la posibilidad de deleitarse en directo con la misa cantada por el Coro de los niños cantores de Viena. Todos los domingos, este grupo de jóvenes sopranos y altos, creado por el emperador Maximiliano I en 1498, canta la misa solemne en la Capilla Imperial de la Hofburg, de estilo gótico pero pequeña, por lo que es todo un lujo asistir a uno de sus actos. En Navidad y Año Nuevo, el coro termina su actuación con el villancico por excelencia, Noche de Paz. La emoción embarga a quienes han tenido el privilegio de asistir, maravillados por la belleza de lo que acaban de oír.

Como no puede ser de otra manera, el fin de año en Viena conlleva pasear junto al Danubio y visitar los lugares más típicos, bellos y originales de esta ciudad de la bon vivant, como la definen los franceses, como son el centro histórico, la catedral de San Esteban, construida en el siglo XIII de estilo románico, o la Casa de la Música, entre otros bellísimos monumentos. También llama la atención la Ópera del Estado, una de las grandes catedrales del arte lírico internacional. Su historia es, en no poca medida, la secuencia lineal de la música centroeuropea desde el siglo XIX.

El inestimable toque español

Este fabuloso viaje de fin de año en Viena no puede finalizar sin el toque español. Puede realizar una visita a la Escuela Española de Equitación de Viena. La corte imperial austriaca sentía verdadera devoción por la cría y doma de caballos de raza. Y como los primeros caballos llegaron desde España, de ahí el origen del nombre del lugar. Como curiosidad, estos caballos son negros al nacer y se vuelven casi blancos, tordos, entre los 8 y 9 años.

El objetivo de la equitación clásica es estudiar el modo natural en el que el caballo se mueve y cultivar los más altos niveles de la elegancia que el corcel es capaz de alcanzar a través de entrenamientos sistemáticos. El resultado crea una harmonía incomparable entre el jinete y el caballo, solo alcanzada por la Escuela Española de Equitación de Viena. Esta institución es la única en el mundo que viene practicando este estilo de doma desde hace 430 años, y continúa cultivándola en la actualidad. Tiene como referentes dos aspectos básicos: el caballo de raza lipizana y la técnica tradicional española de doma.

Actualmente es uno de los símbolos de la ciudad y de Austria, hasta el punto de que la Escuela fue el motivo elegido para la moneda de cinco euros. Es muy interesante asistir a una de las representaciones. La recompensa es presenciar un espectáculo único en el picadero más bonito del mundo, decorado con gran elegancia por el arquitecto barroco Joseph Emanuel Fischer von Erlach entre 1729 y 1735.

Lo dicho, si se quiere vivir unas fechas inolvidables, de las que se cuentan una y otra vez a los amigos y familiares, hay que disfrutar del fin de año en Viena, con el remate final del Concierto de Año Nuevo en la capital de la música.